La Ola




La película trata bastantes temas filosóficos, en especial de unos de los temas tratados en clase que viene a ser el totalitarismo.

En la película se compara formas de vidas y pensamientos. La ola nos enseña, entre otras cosas, que a veces buscamos alguien que nos mande. La debilidad del ser humano es uno de los puntos fuertes de los regímenes totalitarios . En ciertos momentos necesitamos orientaciones, normas, pautas. La película es un claro reflejo de procesos que están ocurriendo todos los días: los grupos radicales de cualquier signo o las sectas, siguen punto por punto el proceso por el que pasan los protagonistas. Un lema, un logotipo, una simbología, un uniforme. Todos al final somos uno.

La ola nos habla de la dominación y la anulación cotidiana de la individualidad, del miedo, de la inseguridad como excusa y opción ganadora del poder. Del totalitarismo a gran escala pero también del pequeño. Es, en definitiva, una película llena de ideas y pensamiento.

Una de las preguntas relacionadas con la filosofía que nos podríamos plantear es la posible repetición de sucesos del pasado: ¿Es posible, por ejemplo, que ocurra una tercera guerra mundial? Después de la experiencia del nazismo, ¿Podría volver a ocurrir que cualquier totalitarismo se instalara en algún gobierno europeo? El implantamiento de la costumbre y la cotidianidad nos lleva a rechazar tal hipótesis. Parece que contamos con mecanismos políticos y sociales suficientemente sólidos como para desechar tal hipótesis. Por el contrario, la película, plantea un argumento distinto: no se trata de una cuestión política, sino fundamentalmente psicológica. Es nuestra mentalidad la que puede predisponernos al totalitarismo.

De hecho, cada día nos resignamos a estar dirigidos, vivimos dirigidos, intentamos justificar ese dominio que le damos a unas cuantas personas sobre el resto y no nos damos ni cuenta. Pensamos que tenemos las cosas tan claras que ni nos las planteamos. Esta película está muy bien para hacernos pensar en las causas subyacentes de nuestra rutina diaria y en hacernos pensar un poco mas por nosotros mismo sin la influencia ajena. Aunque siempre respetando y abriendo tus pensamientos a nuevas aportaciones o cambios de opinión.


*Francisco Javier Acién Fernández

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