El creer o no creer en Dios, ha sido siempre un tema muy discutido.


Dios ha sido creado por el hombre, por la necesidad de creer que alguien superior nos ampara y cuida, al sentirnos tan pequeños, insignificantes y vulnerables en el mundo.

Pensar que algún tipo de espíritu nos protege, da seguridad a nuestra inseguridad. Necesitamos creer en algo por miedo, miedo a lo desconocido, miedo a la muerte…


Los creyentes creen en la salvación que les dará Dios, en una segunda vida espiritual, donde no existen las situaciones límite (vejez, enfermedad, muerte…)


En algún sentido, los creyentes viven mejor que los no creyentes, porque nunca se sienten solos, porque piensan que algo les protege, les ampara y les ayuda.

¿Pero, por ese miedo que sentimos a lo desconocido, al descontrol de las situaciones, tenemos que inventar algo para que se responsabilice en algún sentido, de nuestras vidas?

Tenemos que hacernos los únicos responsables de nuestra vida, sin esperar que ese alguien venga a hacer algo por nosotros.


Todo depende de nosotros mismos y de la naturaleza. Porque no hay evidencia alguna de que exista Dios, no hay ninguna prueba, no hay ninguna buena razón parar creer, como para ni siquiera plantearnos su existencia, hay malas razones como la tradición, la autoridad o la revelación.




Pero en este mundo “libre”, que cada uno crea en lo que quiera, siguiendo las buenas o las malas razones para creer. Si esta libertad de creencia se cumpliera, no habría problemas, pero en algunos países, esa libertad no existen ni por asomo, donde imponen la religión y donde la persona no tiene lugar para decidir en que creer o si simplemente si quiere creer en algo, la religión del país donde haya nacido se incrusta en su mente, sin haberlo elegido, la persona no tiene libertad alguna.

Luego además todas las religiones son dogmáticas, cada una creer se la única consciente de la verdad y rechaza a las demás. El dogmatismo de las religiones produce odio, un musulmán odia a un judío, por el simple hecho de ser judío en vez de musulmán, por no creer en lo mismo que él, y viceversa.


La mayoría de las guerras que existen en la actualidad son por culpa de las religiones, o mejor dicho, por como los creyentes las interpretan.


Y es que suena muy fuerte, que por creer en cosas aparentemente diferentes se mate, y lo peor es que para la mayoría de los que cometen esos asesinatos, esas muertes están realmente justificadas por lo que creen.


En cuanto al ámbito de las religiones, creo que si existiera un liberalismo religioso, la situación actual mejoraría; yo creo en lo que quiero y tú también, y no tenemos que odiarnos ni matarnos por ello, sino que nos aceptamos y respetamos, que existiera una verdadera libertad de creencia.








Laura García Espigares


1º Bachillerato B

0 comentarios: